Diferencias entre Inseminación Artificial y Fecundación In–Vitro

Fecundación asistida Concebir

La primera técnica de reproducción asistida que se realizó fue en 1977, siendo Louise Brown el primer niño probeta en el mundo. Desde entonces, se han efectuado una gran cantidad de indagaciones en el área de la medicina reproductiva, abriendo paso a la creación de nuevos tratamientos que puedan hacerle frente a los problemas de esterilidad.

Actualmente, existen dos principales métodos de fertilidad, la Inseminación Artificial y la Fecundación In-Vitro, cada una con sus variantes, pero con un mismo objetivo: conseguir el embarazo. En este caso, muchos pacientes tienden a pensar en optar por un tratamiento u otro, considerando que uno pueda obtener mejores y más rápidos resultados, sin embargo, el éxito depende de cada caso.

La Inseminación Artificial (IA) es un procedimiento más sencillo, que consiste en la implantación de los espermatozoides previamente seleccionados en el útero de la mujer, logrando así la fecundación con el óvulo y por consecuencia la concepción del bebé.

En cambio, la Fecundación In-Vitro (FIV) suele ser un tratamiento de mayor complejidad, ya que representa la extracción de los óvulos de la mujer para posteriormente fecundarlos en el laboratorio e introducirlos en el útero.

Estos procesos tienen sus indicaciones y son empleados para determinados casos, por ello, es importante asistir al especialista en ginecología que de acuerdo a un diagnóstico personalizado, aconseje a la pareja y determine cuál será el que mejor se ajuste a sus necesidades. 

Diferentes métodos, un mismo objetivo

Inseminación Artificial o la Fecundación In-Vitro son procedimientos de reproducción asistida que han ayudado a numerosas parejas con problemas de infertilidad o madres solteras a concebir la anhelada gestación, cuando estos no pueden lograrlo por medios naturales. 

Sin embargo, en muchas ocasiones, los pacientes tienden a tener un concepto equivocado de ambos términos o confundirlos. A la hora de tomar la decisión de cual tratamiento emplear, surgen muchas dudas, por ello es importante conocer cuáles son sus diferencias:

Inseminación artificial Fecundación In-Vitro
La fecundación se lleva a cabo de forma intrauterina, es decir, del óvulo y el espermatozoide previamente evaluado y seleccionado, se introducen dentro de la mujer, específicamente en las Trompas de Falopio. Se realiza la fertilización por medio “In-Vitro”, es decir, fuera de la mujer. Esta técnica consiste en extraer los óvulos de la pareja femenina, logrando la fecundación con los espermatozoides en una placa de laboratorio.
Resulta un método más simple, ya que no requiere de extracción de óvulos, como ocurre en la Fecundación In-Vitro. Requiere de un procedimiento quirúrgico denominado “punción folicular” para la obtención de los óvulos de la mujer, por lo tanto, tiende a convertirse en un método más complejo e invasivo.
Se requiere de por lo menos 2 millones de espermatozoides móviles en el eyaculado para lograr que el proceso se lleve a cabo con éxito. No se necesita de semen eyaculado para realizar la Fecundación In-Vitro.
El empleo de esta técnica es conveniente para casos en el que el espermatozoide tiene dificultades para llegar al útero, debido a la calidad del semen o esterilidad de origen desconocido y en mujeres que tengan dificultades para ovular adecuadamente. El uso de este método regularmente se toma en cuenta en problemas de infertilidad severas como en mujeres que sufren condiciones como endometriosis o lesiones en las Trompas de Falopio o en caso de alteraciones o anomalías en el semen en el hombre.
La estimulación ovárica representa una de sus grandes diferencias. En la IA la estimulación es mínima, para evitar el riesgo de un embarazo múltiple. En la FIV se requiere de una estimulación ovárica que permita obtener entre 6 y 15 óvulos.
La Inseminación artificial se tiene una probabilidad de embarazo exitoso un poco más baja, con aproximadamente de 15-20%. Se consigue hasta 60% de probabilidades por ciclo
Es un tratamiento más económico. Por ser un proceso un poco más complejo tiene un costo más elevado que la Inseminación  Artificial.

¿El método más indicado?

La inseminación artificial es recomendada para parejas jóvenes con una edad máxima correspondiente a los 35-37 años, con pequeños problemas para lograr la fecundación y que no tienen mucho tiempo intentando concebir hijos. Además, que cumplan con el requisito de Trompas de Falopio permeables, es decir, que no exista obstrucción en el conducto que el óvulo toma para llegar desde el ovario hasta el útero, además, que el hombre posea una calidad de semen adecuada en el caso de no emplear donante.

Por su parte, se aconseja a la Fecundación In-Vitro como uno de los métodos principalmente a emplearse cuando la pareja tiene dificultades severas de fertilidad y lleva mucho tiempo en la búsqueda del bebé.

La mayor recomendación que podemos brindar en la clínica de fertilidad Concebir, es que la pareja o futura madre se asesore con un especialista que de acuerdo a la condición y características específicas del caso determine cuál será la mejor técnica a emplear. Contáctanos y agenda tu cita con nosotros para más información.

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